En el mundo de las inversiones colectivas, los SPV (Special Purpose Vehicle o Vehículos de Propósito Especial) están ganando protagonismo como herramientas clave para financiar startups, proyectos inmobiliarios y operaciones de private equity.
Porque permiten a múltiples inversores agrupar capital y participar en oportunidades que, de otro modo, estarían fuera de su alcance individual, todo ello con una estructura legal que protege sus intereses y optimiza la gestión del riesgo.
Si estás pensando en participar en una ronda de financiación o lanzar tu propio vehículo de inversión, este artículo te dará las claves para tomar decisiones informadas.
¿Qué es un SPV (Special Purpose Vehicle)?
Un SPV o Vehículo de Propósito Especial, es una entidad jurídica independiente creada para un objetivo específico, generalmente en el ámbito financiero.
Su principal función es aislar ciertos activos o proyectos del balance de la empresa matriz, permitiendo gestionar riesgos de manera más efectiva y facilitar la financiación de iniciativas concretas.
En los mercados financieros, se utilizan para estructurar inversiones colectivas, permitiendo a múltiples inversores agrupar capital en una entidad separada que invierte en activos específicos.
Esta estructura es común en proyectos inmobiliarios, inversiones en startups y otras oportunidades que requieren la participación conjunta de varios inversores.
¿Cómo operan los SPV en la práctica?
Componentes clave: patrocinador, inversores, activos y gestor
Los principales componentes de un Vehículo de Propósito Especial son:
- Patrocinador: entidad o individuo que crea el SPV para aislar ciertos activos o riesgos. El patrocinador transfiere activos al SPV y puede mantener intereses económicos en el proyecto, pero sin asumir directamente los riesgos asociados.
- Inversores: personas o entidades que aportan capital al SPV con la expectativa de obtener rendimientos. Al invertir a través de un SPV, los inversores pueden acceder a oportunidades específicas y diversificar sus carteras.
- Activos: bienes o derechos que el SPV posee y gestiona. Estos pueden incluir propiedades inmobiliarias, participaciones en startups o cualquier otro activo financiero.
- Gestor: responsable de la administración diaria del SPV, incluyendo la gestión de los activos y la comunicación con los inversores. El gestor asegura que el SPV opere conforme a su propósito y a las regulaciones aplicables.
Pasos típicos en la creación y administración de un SPV
- Definición del propósito: determinar el objetivo específico para el cual se creará el SPV, como la inversión en una startup o la adquisición de un activo inmobiliario.
- Constitución legal: establecer el SPV como una entidad legal independiente, seleccionando la estructura societaria y la jurisdicción más adecuadas para el propósito definido.
- Transferencia de activos: el patrocinador transfiere los activos al SPV, separándolos de su balance y aislando los riesgos asociados.
- Captación de inversores: presentar la oportunidad de inversión a potenciales inversores, proporcionando la información necesaria sobre el SPV y sus objetivos.
- Gestión y operación: el gestor administra los activos del SPV, asegurando el cumplimiento de las obligaciones legales y la comunicación transparente con los inversores.
- Liquidación: una vez alcanzado el objetivo del SPV, se procede a la distribución de los rendimientos a los inversores y a la disolución de la entidad.
Ejemplo de una estructura operativa común
Imagina que un grupo de inversores desea financiar una startup tecnológica, para facilitar esta inversión, se crea un SPV con la siguiente estructura:
- Patrocinador: un inversor principal que identifica la oportunidad y establece el SPV.
- Inversores: varios individuos que aportan capital al SPV para financiar la startup.
- Activos: participaciones en la startup adquiridas por el SPV con el capital aportado.
- Gestor: una entidad especializada que administra el SPV, supervisa la inversión y mantiene informados a los inversores.
En este escenario, el SPV permite a los inversores agrupar su capital para acceder a una oportunidad que, individualmente, podría ser inaccesible.
Además, la estructura del SPV simplifica la gestión de la inversión y proporciona una separación legal que limita la responsabilidad de los inversores al capital aportado.
Ponte en contacto
Necesitas ayuda
Qué ventajas ofrecen los SPV para los inversores
Los SPV se han consolidado como una solución estratégica para estructurar inversiones a medida, ofreciendo beneficios que van más allá de la mera agrupación de capital.
Desde ventajas fiscales hasta una mayor protección jurídica, estos vehículos permiten a los inversores acceder a proyectos específicos con un nivel de control, eficiencia y seguridad difícil de lograr mediante otros instrumentos tradicionales.
Mayor control sobre los activos específicos en los que se invierte
Los SPV permiten a los inversores agrupar su capital para invertir en activos concretos, facilitando la gestión y supervisión directa de dichas inversiones.
Esta estructura proporciona una visión clara y detallada del rendimiento de los activos seleccionados, lo que mejora la capacidad de toma de decisiones informadas.
Eficiencia fiscal y facilidad de separación contable
Al establecer un SPV en jurisdicciones con regímenes fiscales favorables, los inversores pueden beneficiarse de una reducción en la carga impositiva sobre las rentas y ganancias de capital generadas por la inversión.
La separación contable que ofrece un SPV simplifica la gestión financiera y facilita el cumplimiento de las obligaciones fiscales y regulatorias.
Menor exposición al riesgo mediante aislamiento legal
Un Vehículo de Propósito Especial actúa como una entidad legal independiente, lo que significa que los activos y pasivos asociados a la inversión están separados de los de la empresa matriz o de otros proyectos.
Este aislamiento protege a los inversores, ya que cualquier problema financiero que surja dentro del SPV no afectará directamente a sus otros activos o inversiones.
Acceso conjunto a oportunidades exclusivas para grupos pequeños
Esta colaboración permite participar en proyectos de mayor envergadura o en inversiones exclusivas, diversificando así las carteras y potencialmente aumentando los rendimientos.
Posibles riesgos y limitaciones de los SPV
Aunque ofrecen ventajas claras en términos de estructuración y eficiencia de la inversión, no están exentos de desafíos.
Su operativa implica ciertos niveles de complejidad legal, dependencia de figuras clave y exposición a marcos regulatorios diversos.
Conocer estos riesgos es fundamental para tomar decisiones informadas y evitar errores que puedan comprometer el éxito del vehículo o la protección del capital invertido.
Complejidad legal y costes de mantenimiento
La operativa de los SPV puede implicar una notable complejidad jurídica, especialmente en productos estructurados, como se analiza en el documento técnico del BOE sobre vehículos estructurados.
Es necesario establecer una estructura jurídica adecuada, redactar acuerdos detallados y cumplir con las normativas vigentes.
Mantener un SPV operativo conlleva gastos continuos, como auditorías, cumplimiento fiscal y otros costes administrativos.
Riesgo regulatorio en distintas jurisdicciones
Pueden estar sujetos a diferentes regulaciones según la jurisdicción en la que se constituyan.
Las variaciones en las leyes fiscales, requisitos de informes y otras normativas pueden afectar significativamente su funcionamiento.
Comprender y cumplir con las regulaciones locales para evitar sanciones o complicaciones legales, es un punto fundamental.
Dependencia del gestor o patrocinador para toma de decisiones
Las decisiones clave suelen recaer en el gestor o patrocinador.
Esta concentración de poder puede generar riesgos si las decisiones no se alinean con los intereses de todos los inversores.
La falta de transparencia o conflictos de interés pueden afectar negativamente el rendimiento del SPV.

Aplicaciones comunes de un SPV en inversión colectiva
Los Vehículos de Propósito Especial se utilizan en diversas estrategias de inversión colectiva debido a su flexibilidad y capacidad para aislar riesgos.
Algunas de sus aplicaciones más habituales:
Inversión en startups, bienes raíces y private equity
Esta estructura facilita la participación en oportunidades que, de otro modo, podrían estar fuera del alcance individual de los inversores.
Al centralizar la inversión, se simplifica la gestión y se optimiza la toma de decisiones.
Facilitación de rondas de financiación entre múltiples inversores
En el contexto de las startups, los SPV actúan como intermediarios que agrupan a varios inversores en una única entidad.
Esto simplifica la estructura accionarial de la empresa receptora y facilita la gestión de la cap table, evitando la dispersión de pequeños inversores y reduciendo la complejidad administrativa.
Agrupación de capital para operaciones de alto importe
Esta herramienta permite acceder a proyectos que requieren un capital significativo, distribuyendo el riesgo entre los participantes y aumentando el poder de negociación frente a terceros.
Reducción de trámites y simplificación para compañías receptoras
Para las empresas que buscan financiación, recibir inversiones a través de un SPV implica tratar con una única entidad en lugar de múltiples inversores individuales.
Simplificando los procesos legales y administrativos, agiliza las negociaciones y facilita la gestión de las relaciones con los inversores.
SPV y fondo de inversión: similitudes y diferencias
A la hora de canalizar capital en proyectos colectivos, los inversores pueden optar por distintas estructuras jurídicas según sus objetivos, perfil y necesidades de control.
Dos de las más utilizadas son los SPV y los fondos de inversión.
Ambos permiten agrupar capital de varios participantes, difieren en aspectos clave como la regulación, la liquidez, el nivel de transparencia y el grado de personalización de la inversión.
Analizar sus principales diferencias te ayudará a elegir la opción más adecuada según tu estrategia.
Comparativa en estructura, regulación, liquidez y transparencia
Los Special Purpose Vehicles y los fondos de inversión son vehículos utilizados para canalizar inversiones colectivas, pero presentan diferencias significativas en su estructura y funcionamiento.
Estructura
Un SPV es una entidad jurídica independiente creada para un propósito específico, como la inversión en un activo particular.
Por otro lado, un fondo de inversión es una institución de inversión colectiva que reúne capital de múltiples inversores para invertir en una cartera diversificada de activos.
Regulación
Los fondos de inversión están sujetos a una regulación estricta que garantiza la protección de los inversores y la transparencia en la gestión, como es el caso de los vehículos de inversión colectiva supervisados por la CNMV.
Los SPV, al ser entidades creadas para fines específicos, pueden estar sujetos a regulaciones menos estrictas, dependiendo de la jurisdicción y el propósito para el que fueron creados.
Liquidez
Los fondos de inversión suelen ofrecer mayor liquidez a los inversores, permitiendo la compra y venta de participaciones de manera más flexible.
En contraste, los SPV pueden tener una liquidez limitada, ya que están diseñados para mantener inversiones hasta la finalización de un proyecto o la venta de un activo específico.
Transparencia
La regulación de los fondos de inversión exige altos niveles de transparencia en la divulgación de información financiera y operativa.
Los SPV pueden tener menores requisitos de divulgación, lo que podría resultar en una menor transparencia para los inversores.
Uso recomendado según tipo de inversores y estrategia
La elección entre un SPV y un fondo de inversión depende de las necesidades y estrategias de los inversores:
- Inversores institucionales y proyectos específicos: los SPV son adecuados para inversores que buscan participar en proyectos o activos específicos, permitiendo una estructura personalizada y un control más directo sobre la inversión.
- Inversores minoristas y diversificación: los fondos de inversión son más apropiados para inversores que buscan diversificación y gestión profesional de sus inversiones, con una mayor liquidez y transparencia.
SPV | Fondo de inversión | |
Pros | Control directo sobre activos específicosEstructura personalizadaPosible eficiencia fiscal | Diversificación de inversionesGestión profesionalAlta liquidezTransparencia regulada |
Contras | Menor liquidezRegulación variablePosible menor transparencia | Menor control sobre inversiones individualesComisiones de gestiónMenor personalización |
Cómo constituir un SPV paso a paso
La creación de un Vehículo de Propósito Especial (SPV) implica una serie de pasos clave que garantizan su correcta estructuración y funcionamiento.
A continuación, se detallan las etapas fundamentales para constituir un SPV:
1. Elección de la estructura societaria y jurisdicción adecuada
Seleccionar la forma jurídica apropiada es esencial para el SPV.
Las opciones más comunes incluyen:
- Sociedad de responsabilidad limitada (SRL): ofrece flexibilidad y protección de responsabilidad para los inversores.
- Sociedad anónima (SA): adecuada para proyectos que requieren una estructura más formal y la posibilidad de cotizar en bolsa.
La elección de la jurisdicción también es crucial, ya que influye en aspectos legales, fiscales y operativos.
2. Documentación necesaria
La constitución de un SPV requiere la preparación de diversos documentos legales que establecen su funcionamiento y las relaciones entre las partes involucradas:
- Acuerdo operativo (Operating Agreement): define las reglas internas de gestión y operación del SPV.
- Pactos de socios: establecen los derechos y obligaciones de los inversores y socios del SPV.
- Acuerdos de inversión: detallan las condiciones bajo las cuales los inversores aportan capital al SPV.
Es fundamental que estos documentos sean redactados con precisión para evitar conflictos futuros y asegurar el cumplimiento de las regulaciones aplicables.
3. Proceso de incorporación de inversores y captación de fondos
Una vez establecida la estructura y la documentación, el siguiente paso es atraer inversores y asegurar el financiamiento necesario para el proyecto:
- Identificación de inversores potenciales: buscar individuos o entidades interesadas en participar en el SPV.
- Presentación del proyecto: proporcionar información detallada sobre el propósito del SPV, los beneficios esperados y los riesgos asociados.
- Formalización de compromisos: los inversores firman los acuerdos de inversión y aportan el capital comprometido.
Es esencial mantener una comunicación clara y transparente con los inversores durante todo el proceso para generar confianza y asegurar su compromiso con el SPV.
Siguiendo estos pasos, se puede constituir un SPV de manera efectiva, proporcionando una estructura sólida para la inversión colectiva y la gestión de proyectos específicos.
¿Quién puede crear o participar en un SPV?
Aunque los SPV ofrecen una estructura flexible y eficaz para canalizar inversiones colectivas, su constitución y participación no están abiertas indiscriminadamente a cualquier perfil.
Tanto el rol del organizador (o patrocinador) como el de los inversores está sujeto a requisitos legales, técnicos y financieros que pueden variar según la jurisdicción.
Perfil y requisitos legales del organizador (patrocinador)
El patrocinador de un SPV es la entidad o individuo que promueve su creación con un propósito específico, como la inversión en un proyecto determinado.
Es responsable de establecer la estructura legal y operativa del SPV, asegurando su conformidad con las normativas vigentes.
El patrocinador debe tener un conocimiento profundo del sector en el que se desarrollará el SPV y cuente con la capacidad financiera y técnica para gestionar los activos involucrados.
Requisitos comunes para inversores en distintas jurisdicciones
Los inversores que deseen participar en un SPV deben cumplir con ciertos requisitos que pueden variar según la jurisdicción.
Generalmente, se exige que los inversores sean considerados «inversores acreditados» o «inversores profesionales», según lo establecido en el régimen legal del inversor acreditado en España.
Es común que los inversores realicen una diligencia debida para comprender los riesgos asociados y las características del SPV antes de comprometer su capital.
Limitaciones de acceso según el marco legal local
El acceso a un SPV puede estar restringido por el marco legal de la jurisdicción en la que se establece.
Por ejemplo, en algunas regiones, sólo ciertos tipos de inversores pueden participar en SPVs debido a regulaciones diseñadas para proteger a los inversores minoristas.
Las leyes fiscales y de valores pueden imponer restricciones adicionales sobre la comercialización y distribución de participaciones en un SPV.
Por lo tanto, es esencial que tanto patrocinadores como inversores consulten con asesores legales y financieros para asegurarse de cumplir con todas las regulaciones aplicables en su jurisdicción.
El SPV como herramienta clave en la inversión moderna
Los SPV se han convertido en un pilar estratégico dentro del ecosistema de inversión colectiva.
Su capacidad para agrupar capital, aislar riesgos y ofrecer una estructura jurídica eficiente los posiciona como una alternativa versátil frente a los fondos tradicionales, especialmente en sectores como las startups, el real estate o el private equity.
A lo largo del artículo has visto que su utilidad va más allá de la simple financiación: permiten optimizar la fiscalidad, acceder a oportunidades exclusivas, simplificar la gestión de proyectos complejos y proteger tanto a patrocinadores como a inversores.
Sin embargo, su implementación no está exenta de desafíos. Requieren una constitución legal precisa, una gestión profesional rigurosa y un cumplimiento normativo que varía según la jurisdicción.
Por eso, contar con asesoramiento experto resulta clave para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos.
Si estás valorando crear o participar en un SPV, asegúrate de analizar bien el contexto del proyecto, el perfil de los inversores y las implicaciones legales.
Bien estructurado, un SPV no solo te permitirá canalizar inversiones de forma eficiente, sino también impulsar iniciativas que, de otro modo, quedarían fuera de tu alcance.
Ponte en contacto